Entre col y col, lechuga

Seguimos pantando lechugas

Pero además hemos hecho algunos otros avances

Guayabero rojo

Teresita me regaló este guayabero

Papas

Papas bonitas

Y Carlos vino con sus colegas a enseñarme a plantar las papas bonitas que nos había regalado Tin

También planté algunas otras cosas

Y otras siguen creciendo

Millo

Millo

Me dijeron que estos árboles que crecen por todos lados son orobales

Orobal

Orobal

Y esto diente de león

Diente de león

Diente de león

Lo que no plantamos

En Las Suertes crecen muchas cosas sin que las plantemos. Algunas las he podido identificar.

Otras muchas no.

Si reconoces alguna de ellas y te apetece, por favor déjame un comentario con su nombre o la información que tengas. Me será de gran ayuda.

También encontramos esto: Vanitas Vanitatis

Vanitas

Hakim Bey. TAZ, la Zona Temporalmente Autónoma

TAZ

http://www.merzmail.net/hakimbey.htm

(…)

«Recientemente Bruce Sterling, uno de los máximos exponentes de la ciencia-ficción cyberpunk, publicó el relato de un futuro cercano partiendo de asumir que la decadencia de los sistemas políticos desembocaría en una proliferación descentralizada de experimentos sobre formas de vida: gigantescas corporaciones de propiedad obrera, enclaves independientes dedicados a la piratería de datos, enclaves verde-socialdemócratas, enclaves de trabajo cero, zonas anarquistas liberadas, etc. La economía de la información que sostenía esa diversidad era llamada «la red»; sus enclaves -y el título mismo del relato- era «Islas en la Red»»

(…)

«¿Es que estamos condenados, los que vivimos el presente, a nunca experimentar la autonomía, a nunca habitar ni por un momento una tierra regulada sólo por la libertad? ¿No nos queda otra opción que la nostalgia del pasado o la nostalgia del futuro? ¿Tendremos que esperar a que la totalidad del mundo sea liberado del control político antes de qe uno sólo de nosotros
pueda afirmar conocer la libertad? La lógica y la emoción se alían para condenar tal posibilidad. La razón establece que uno no puede luchar por aquello que no conoce, y nuestro corazón se rebela frente a un universo tan cruel como para imponer tal injusticia a nuestra generación, sola ante la humanidad.
Decir algo así como «no seré libre hasta que todos los humanos -o todas las criaturas sensibles- lo sean» es, simplemente, condenarnos a una especie de estupor-nirvana, abdicar de nuestra humanidad, definirnos como perdedores.»